viernes, 3 de agosto de 2012

COGERLAS AL VUELO - Capítulo 2


2

Ya he vuelto. Vengo hecho polvo. No sé cuanto tiempo he estado andando. Yo creo que cinco o seis horas. Creo que he olvidado como mirar la hora, porque miro el reloj y no entiendo nada. Lo raro es que sé que es un reloj, que cosas. En fin, ha habido una explosión, y he sentido la necesidad imperiosa de ir a ver donde había sonado. Hay que ver lo cotilla que puede llegar a ser un ser humano. Y he empezado a andar, y a andar…joder, me duele todo.

Total, que íbamos unos cincuenta buscando de donde venía el ruido, y cuando llegamos, resulta que era un coche que se vé que había patinado y se había caído por un terraplén bastante empinado. No sé si me estoy volviendo insensible, pero cuando he visto el coche, me he dado media vuelta y he empezado a andar de vuelta a casa.
Me he quedado de cuadros cuando me vuelvo y veo que los otros están bajando (lo de bajar es un decir, se estaban tirando por el terraplén). He intentado gritarles que mejor buscábamos una cuerda, pero me ha salido un gruñido así como “¡¡Guaaaarl!!”. He perdido el habla. Esto ya me está gustando regular.

jueves, 2 de agosto de 2012

COGERLAS AL VUELO - Capítulo 1


COGERLAS AL VUELO


1

Tengo hambre. Mucha hambre. Me caigo al suelo de hambre. No lo puedo soportar. Lo malo de todo esto es que desde que se nos acabó la comida, he buscado por toda la ciudad, varias veces, sin éxito. Esto es inaguantable.
Por alguna extraña razón, será por el aburrimiento, he decidido escribir. No me preguntéis como es que he decidido algo, como es que puedo escribir, como es que me aburro. No tengo ni idea. El caso es que aquí estoy, sentado con un cuaderno y un bolígrafo que cogí de la papelería de la esquina, escribiendo con la mano que me queda.

Tengo flashes de mi vida anterior, antes de que me despertara en medio de cientos y cientos de personas. Aquello parecía La Meca. Todos andando en círculo alrededor de una casa con gente subida a la azotea, tirándonos todo lo que tenían a mano. Yo no entendía nada. Pero me uní al grupo.

Al principio me dio un poco de asquito ver tanta comida junta, pero será como dice el refrán: “Donde fueres, haz lo que vieres”. Tenía mucha hambre, y si había tanta gente comiendo de lo mismo, no iba yo a ser menos. Además, todo tenía una pinta estupenda.
El fallo es que no sé porqué, no me saciaba. Esto todavía no me lo explico. Yo siempre he sido de buen comer, pero esto no es normal. En fin, hay ruido en la calle. Voy a ver…