COGERLAS AL VUELO
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Tengo hambre. Mucha hambre. Me caigo al suelo de hambre. No lo puedo
soportar. Lo malo de todo esto es que desde que se nos acabó la comida, he
buscado por toda la ciudad, varias veces, sin éxito. Esto es inaguantable.
Por alguna extraña razón, será por el aburrimiento, he decidido
escribir. No me preguntéis como es que he decidido algo, como es que puedo
escribir, como es que me aburro. No tengo ni idea. El caso es que aquí estoy,
sentado con un cuaderno y un bolígrafo que cogí de la papelería de la esquina,
escribiendo con la mano que me queda.
Tengo flashes de mi vida anterior, antes de que me despertara en medio
de cientos y cientos de personas. Aquello parecía La Meca. Todos andando en
círculo alrededor de una casa con gente subida a la azotea, tirándonos todo lo
que tenían a mano. Yo no entendía nada. Pero me uní al grupo.
Al principio me dio un poco de asquito ver tanta comida junta, pero
será como dice el refrán: “Donde fueres, haz lo que vieres”. Tenía mucha
hambre, y si había tanta gente comiendo de lo mismo, no iba yo a ser menos.
Además, todo tenía una pinta estupenda.
El fallo es que no sé porqué, no me saciaba. Esto todavía no me lo
explico. Yo siempre he sido de buen comer, pero esto no es normal. En fin, hay
ruido en la calle. Voy a ver…
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